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22 de agosto de 2013

Para andar ansiosa?

Últimamente ando ansiosa. Debe ser que se avecinan algunos cambios en mi vida: el mayor de mis peques entra al colegio en semana y media y estamos prontos a cambiarnos de casa. Empezando por el primero, mi hijo va a la guardería desde hace un año y medio, si bien le costó un poco la primera semana, después ya iba feliz sin despedirse, contento y me contaba de lo que hacía, sus amiguitos, etc.. Esta última semana no quiere ir. Supe que su mejor amigo se fue de vacaciones la semana pasada y que según la maestra debe ser por eso que anda sensible y no quiere hacer nada. Así que se quedó en casa estos días. Me dice "no me gusta la escuelita", "pero que no te gusta?", "no me gusta nada, no quiero ir". Mensaje recibido, no quiere ir, no va. Me estresa que en septiembre ya va al colegio, en un ambiente nuevo, con profesoras nuevas, alumnos nuevos y que va a estar en el grupo de los más chiquitos del colegio (recién tiene 3 años). Espero que no sea  un problema que se quede en clases y que acepte este nuevo cambio.

Por otro lado, está el nuevo departamento. Lo reservamos en marzo! hasta ahora no tengo las llaves. Sacamos un préstamos en el banco y cada vez que voy a dejar algún documento, falta otro o el que entregamos al inicio, ya caducó. Es un cuento de no acabar.. me pone mal genia y desesperada ver que pasan los meses y no se avanza en nada con ese préstamo. El departamento está listo, está acabado con los cambios que hicimos..pero mientras el banco no desembolse el dinero no podemos pasarnos.

Estas situaciones me tienen intranquila y despistada. Por ejemplo, lo que me pasó hace 2 días. Suena el teléfono, contesto y era una vendedora: señora Escudero, le llamo del banco xx para contarle que tiene 2 créditos de consumo aprobados, el uno para comprar un auto, dando x dinero de entrada y pagando cuotitas de x valor mensual y el otro por x valor para lo que Ud quiera comprar. Señorita le agradezco mucho pero no me interesa. Pero señora, por qué no le interesa?? (todo esto mientras preparaba una leche para mi hijo), le vuelvo a decir a la chica que no me interesa endeudarme y que no tengo prevista ninguna compra. Pero señora! Tiene que aprovechar esta promoción! Dígame por qué no quiere?? Señorita no quiero sacar un préstamo, no voy a comprar nada. Pero señora, en todo caso, saque el préstamo, guarde el dinero en el banco para cuando lo vaya a necesitar! Muchas gracias, adiós! Que creerá esta chica, que voy a sacar dinero, pagar intereses y guardar el dinero? jajaja.. me ha causado gracia. En todo caso, volviendo al tema, estaba preparando la leche de mi hijo. Llené el vaso, lo metí en el microondas y luego mezclé el agua con la leche en polvo mientras hablaba con la vendedora. Fui a dejar el teléfono en su cargador y zas! chau leche! Dónde dejé la leche?? Mati, viste la leche? ayúdame a buscar la leche! Bueno, busqué y rebusqué en los lugares más extraños dónde según yo podía haber metido el vaso. Dentro del microondas de nuevo, en los dormitorios de los niños, en el mío, dentro de la refrigeradora, cerca del teléfono, en el baño, etc.. no hay leche. Me pasé buscando por unos 5 minutos hasta que desistí. Algún rato aparecerá.
Me puse a hacer una nueva. Llamé a mi hijo para que venga a tomarla y cuando me ve mezclando me dice: mamá, no quiero otra leche. Otra?? dónde está la primera? te la tomaste?? Me respondió que si, que ya la había tomado mientras hablaba por teléfono y había puesto el vaso dentro del lavavajillas.

Que susto! Pensé que realmente estaba extraviado el vaso y que era el colmo de no poder encontrarlo en la casa (que no es muy grande). Tal fue mi despiste con la llamada y lo que se me pasa por la cabeza en estos días que ni me fije que mi hijo se tomó la leche casi al frente mío y guardó el envase en la lavadora.

Alguna vez leí un artículo en dónde se hablaba de que las madres hoy en día descuidan a sus hijos por estar hablando por teléfono, chateando o navegando en internet. Pues si, es verdad. Siempre he estado pendiente de mis pequeños, a veces de más quizás, pero todas las tardes me la paso jugando con ellos, dándoles de comer, cambiando pañales, viendo una película con ellos, contándoles cuentos o haciendo galletas. Y me pasó que me descuidé por hablar por teléfono y ellos siguieron con sus vidas como si nada. No es algo que me vaya a estresar ni mortificar, pero si me sirvió para darme cuenta de que el teléfono y demás artefactos tecnológicos a los que estamos expuestos y por los que estamos esclavizados, pueden hacer que nos descuidemos de nuestros hijos y luego perdamos la cabeza de no saber que pasó. Todo con mesura es correcto. Cuidado con los abusos...