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25 de noviembre de 2013

Para guardar cosas parte II y para perder otras

Como recordarán en un post anterior, les había comentado de las habilidades queseras de mi hijo menor. Pues, a varias personas les pareció cómico y me felicitaron por tener un pequeño emprendedor en el hogar. Parece que llegó a sus oídos y se puso a maquinar: que más puedo hacer? bueno, esta vez me volvió a sorprender.
Estábamos jugando en la sala y me dice: mamá! talame mamá! Es todavía pequeño y para él talame es salame. Así que bueno, le dije: quieres salame Fede? Si mamá, talame! Fui a la cocina y mientras estaba cortando un pedazo para darle, viene y en su manita tenía ya un pedazo. De dónde sacaste eso???? Con el antecedente de su cajón de misterios lecheros, fui directo allá y oh! nueva sorpresa: habían 3 pedazos de salame guardados!!! Increíble. Tendré que hacer inspecciones rutinarias de ese cajón, ya veo que es su pequeña alacena personal.

Y justo, el mismo día que apareció el famoso salame, perdí mis llaves. Fui a buscar al mayor a la escuela, salimos, lo senté en el auto y dejé las llaves del auto sobre el asiento mientras le acomodaba los cinturones de seguridad. En un momento vi como las llaves resbalaban por el asiento, caían al piso del auto, de ahí a la vereda... todo esto en cámara lenta y mientras me lanzaba a cogerlas (yo igual en cámara aún más lenta), vi como caían en la alcantarilla. Que desesperación! Me agaché para ver y me di cuenta de que estaba muy profundo y con la mano jamás iba a lograrlo. Que hacemos!? En el auto tenía uno de esos protectores de sol para ventanas para niños que estaba roto y siempre me olvido de botarlo a la basura. Menos mal me había olvidado de hacerlo. Así que lo desarmé y logré sacar una pequeña barra de metal. Le doblé la punta para tratar de enganchar las llaves, pero nuevamente me quedó muy corto. Se me ocurrió amarrarle un cordón de zapato a la barra y ahí al fin pude pescar mi llave. Todo esto suena fácil, pero estuve unos buenos 5 minutos pensando en que hacer, otros 3 en armar mi caña de pescar y un par más hasta coordinar la punta del metal con el aro del llavero. Finalmente lo logré. Ahora tenía en mis manos las llaves, pero habían caído en una alcantarilla!! quién sabe que porquerías habrían ahí abajo. Me dio un asco, saqué la botellita de alcohol en gel que tengo en la cartera y la vacié en mis manos y por todo el llavero. Solo pensaba: por favor que no se haga cortocircuito el botón de la alarma y no arranque el auto. Menos mal no pasó y pudimos irnos a la casa.
Mi esposo se me rió cuando le conté lo ocurrido, pero quedó demostrado que McGyver (para los que no se acuerden, era ese espía americano de los 80´s que hacía una bomba con un clip y una estampita jaja) es un inútil a mi lado. jajaja

Hay cosas que guardamos, perdemos y recuperamos todos los días. Alguna anécdota chistosa que les haya sucedido?
Feliz semana!
Beso