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8 de enero de 2016

Volví!

Hace un par de años, abrí este blog que me ayudó a divertirme. Escribía  anécdotas que me habían sucedido y las personas que me leían, se reían y me pedían más. Logré publicar bastantes entradas, (a veces a diario o por lo menos dos o tres veces por semana), pero dejé de escribir tan seguido. Ya no me alcanzaba el tiempo ni tenías las energías suficientes para hacerlo. Hay que tener constancia para escribir!
Mis niños me quitaron el poco tiempo libre que me quedaba fuera del trabajo, y ya no escribí más. Ahora que están más grandes, y ya se entretienen entre ellos, vuelvo a tener algunas horas de paz para mi. Siempre me gustó escribir y era algo que me venía rondando en la cabeza desde hace años. Veamos como me va!
Espero tener más constancia esta vez.
Soy mujer, mamá, médico, esposa, hermana, amiga e hija. Son muchos roles que tengo que cumplir, pero cada uno de ellos me llena de satisfacciones y estoy agradecida por ellos. Creo que el que más me gusta de todos es el de ser mamá. Haber tenido hijos es lo que siento que más me lleno en la vida. Sin embargo, todas mis otras facetas me encantan.
Ser mujer es algo casi siempre muy divertido. Si bien hay momentos pesados o incómodos, los buenos momentos son más. Por ejemplo, me gratifica poder hacer más de 2 cosas a la vez (contrariamente a ciertos señores que conozco).
Una de las cosas que más me divierte (no tanto en ese momento, pero si cuando lo veo en retrospectiva) es prever el futuro de forma enfermiza. Muchas mujeres se vuelven más obsesivas con el paso de los años y calculan cada paso que dan. Yo tengo un poco de eso (más que un poco creo)
Hace algunos años, no me estresaba por nada, pero conforme me estoy haciendo más vieja, hay situaciones que me vuelven loca.
Si los niños entran a la escuela a las 7.40 am, tomando en cuenta de que vivo a 4 km de la escuela, tengo que salir de casa a las 7.15 para llegar bien. No quiero tener que parquear muy lejos y más si llueve o llovió la noche anterior, tengo que salir más temprano, para encontrar un buen lugar para el auto y que no se mojen los niños. Están construyendo un edificio frente a la escuela, eso seguro enlentece el tráfico y siendo viernes, siempre hay más congestión vehicular.... termino pensando que lo mejor sería salir de casa a las 6.40 de la mañana y parquear en la puerta del colegio y esperar que suene la campana... me olvidaba! sólo se puede parquear ahí de 7.30 a 8.30, sino viene la grúa! ..... mejor le digo a mi esposo que los lleve y yo me voy al trabajo, segura de no llegar tarde.
Me rió yo misma de mis obsesiones con los horarios y la organización. No me gusta llegar tarde a ninguna parte. Y para mi mala suerte vivo en un país en dónde llegar tarde (no tarde 5 minutos, sino tarde 1 hora o 1 hora y media) es el modus vivendi del 99.99% de la población. Eso me vuelve loca. Mi esposo siempre me dice: si te invitan a una fiesta que dice 10.00 am, tenemos que salir de la casa a las 11, sino vas a llegar a las 10 a poner los manteles. Y en efecto! Me ha pasado! He llegado a fiestas (las primeras a las que les invitaban a mis hijos) a la hora que estaba escrita en la invitación y no llegaba ni el cumpleañero, estaba solo la mamá y alguna tía recién armando las mesas e inflando los globos. Me tocó varias veces doblar servilletas, colocar las picaditas en bandejas y servir las bebidas, mientras mi hijo jugaba solo en el patio hasta que llegaran los demás niños.                                                                                                                             Creo que ya aprendí la lección; ahora salgo más tarde de casa, pero desde las 10 estoy con los niños listos esperando que sea hora de salir. Mi esposo solo me ve y me dice (menos mal con cariño y en buen tono): estás loca! Y de este tipo de anécdotas tengo miles.. ya no es nuevo.
Pero ser mujer no es solo ser ¨loca¨, también es ser una persona fuerte, con ganas de vivir la vida al máximo, ideándose formas de divertirse más y hacerle a los demás la vida más cómoda. Es tener que estar siempre lista, siempre coqueta y sonriente en los peores momentos (saliendo de la piscina sin gota de maquillaje, despertándose e ir a trabajar luego de una fiesta hasta altas horas de la madrugada, pasando noches enteras sin dormir porque un hijo está enfermo o simplemente cuando una tiene ganas de no hacer nada, ni de bañarse y peor peinarse un domingo, o después de una ruptura, salir con amigos y tratar de olvidar el mal rato).
Somos multifacéticas (podemos ser un corderos o un lobos según el momento y hasta en ocasiones al mismo tiempo), multitasking (personas que pueden hacer varias cosas al mismo tiempo sin que se les queme el chip, y que va más allá de caminar y comer chicle al mismo tiempo), super amigas (podemos tener varias mejores amigas y dedicarle a cada una el espacio, tiempo y calidad de amistad que necesiten), profesionales, novias/esposas o lo que sea, nutricionistas bipolares (damos excelentes consejos de como se debe comer para bajar de peso, que alimentos son los precisos para bajar la panza y las caderas y en que proporciones se deben comer, contamos calorías, tratamos de hacer dietas; pero si, por lo menos en mi caso, se nos pasa por delante un buen pastel de chocolate, se va al diablo la dieta... y no cualquier pastel de chocolate, sino uno de chocolate negro con relleno de mousse de chocolate, con chips de chocolate en la masa, cubierta de chocolate y si es servido con una bola de helado de chocolate: mejor aún!).
Todo lo bueno le gana a lo malo y si es con unos kilitos de más, por lo menos nadie me va a quitar cuanto disfrute esas cucharadas de pastel y como lamenté cuando me tragué la última y vi el plato vacío. Lo hermoso de ser mujer es que casi siempre esa última cucharada fue junto a una amiga, riéndonos de cosas tontas.