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27 de septiembre de 2013

Al fin viernes!

Al fin viernes! No veo la hora que lleguen las 9 de la noche, los niños comidos, bañados y acostados y meterme a mi cama a descansar. Aunque mañana tengo que trabajar temprano igual, pero solo una hora y luego si a disfrutar del fin de semana. No tenemos mucho planeado, una reunión sábado con amigos del colegio y domingo: tratar de dormir lo más que se pueda!! es decir ojalá hasta las 7:30 am. Jajaja

Los fines de semana son tan cortos! Pasan a una velocidad aterradora, ni bien uno está preparando el almuerzo del sábado que ya es de noche y el domingo pasa aún más rápido y ya son las 6 de la tarde y ya nada.. no queda más que dormir y poner de nuevo el despertador para el lunes y empezar de nuevo. Cuando era niña, lo que más odiaba era cuando llegaba el domingo 5-6 de la tarde, que había que revisar si todos los deberes estaban hechos y estudiar para algún examen. Siempre me acuerdo de ese momento en que me invadía la pereza, el desgano, las ganas de ser adulto y no tener que ir al colegio al día siguiente. Y ahora de adulta, a veces daría lo que sea por tener que volver al colegio y no tener responsabilidades, más que estudiar y sacar buenas notas.. que fácil era mi vida entonces. Aunque veo todo lo que les falta a mis hijos por estudiar y agradezco ya haber pasado por ahí y no tener que volver atrás.

De seguro todos se acordarán de "ahora si mi mamá me va a matar por haber sacado esa nota", "no hice el deber, el profe de ley les llama a mis papás y me ahorcan", "me quiero morir! nunca voy a alcanzar a saber todo eso para el examen" y otras menos académicas: "no puede ser que fulanito se haya fijado en esa y no en mi!", "jamás voy a tener novio, todas mis amigas tienen y yo nunca le voy a gustar a nadie", "si no me dejan ir a esa fiesta, nadie nunca más me va a invitar a ningún lado". Que dura era la vida, no? Cuantas predicciones desproporcionadas pasan por nuestras cabecitas en esas edades, no? Y es que la vida del colegio es única. Aparecen todas las primeras experiencias, primeras sensaciones, primeros amores, primeras decepciones, primeras amistades duraderas y efímeras, primeros corazones rotos, primeras ilusiones y primeros sueños.Como ya les comenté en un post anterior, fue el lugar dónde hice amigos/as para toda la vida y en dónde supe cuál era mi vocación. Le tengo mucha gratitud a mi colegio, tanta que hasta mi hijo va al mismo desde este mes y por los próximos 14 años de su vida; y le seguirá su hermano.

Ahora en cambio, tengo otras preocupaciones. Tengo varios roles que cumplir: madre, esposa, profesional, ama de casa, hermana, hija y amiga. Todos estos roles me gustan, pero no hay descanso, algunos son 24/7, otros de lunes a viernes y otros cada que sea necesario. Lo importante es que me doy un tiempito para cada uno (para unos más que para otros por razones obvias) pero trato de siempre estar pendiente de todos y hasta me hago un tiempito para escribir mis vivencias.

Para los que estudian y los que trabajan, un lindo viernes y espero tengan todos un buen fin de semana y que les alcance para hacer todo lo que entre semana es complicado.
Beso




19 de septiembre de 2013

Para soñar?

Soñar: representar en la fantasía algo mientras dormimos, imaginar que las cosas son distintas a como son en la realidad, anhelar persistentemente una cosa. Que definición, no? Y es que yo tengo o tenía sueños que no creo que son/eran fantasías lejos de la realidad. A muchos les debe pasar lo mismo.

Cuando salí del colegio, mi sueño era ser una buena profesional en la carrera que había escogido desde que tenía alrededor de los 12 años: medicina. Tuve la suerte de nacer en una familia de clase media alta que me facilitó el poder estudiar en un buen lugar y que me mantengan durante los largos años de Universidad en que no podía trabajar simultáneamente a los estudios. Me gradué y pese a estar feliz y orgullosa de mi mismo, sentía que me faltaba algo más en mi vida. Decidí salir del país para hacer un posgrado. Nuevamente con la ayuda de mis padres, pude hacerlo y pasé 3 años estudiando, sin mayores necesidades. Saqué mi título y pensé de nuevo: y ahora qué? Regresé a mi país, me puse a trabajar, he tenido épocas buenas y otras no tan buenas, pero en general me mantengo bien y mi profesión y trabajo me hacen feliz.

Que pasó en lo sentimental? Después de haber tenido algunos noviecitos, unos más fugaces que otros, más serios o menos comprometidos, encontré a la persona con quién decidí pasar el resto de mi vida: mi esposo. Es una persona leal, sincera, trabajadora, buena y cariñosa. No podía pedir más. De nuevo, quería más... así que nos casamos y planificamos una familia. Tenemos dos niños hermosos, sanos, cariñosos, inteligentes y por quiénes nos desvivimos. Por suerte aquí mi ansia de querer más se calmó y quedamos en dos... No quiero saber que pasaría si seguiría con ese anhelo de más.. podría hacerle competencia a esas familias americanas que aparecen en el Discovery Channel con 18 hijos o más.

Para mi esos eran mis dos sueños o metas: ser una buena profesional, triunfar en lo personal y ser una buena madre y esposa, triunfar en lo familiar. Para mi con esos dos "sueños" que son muy reales, son suficientes para vivir y ser feliz. No sueño con cuentas bancarias que explotan, viajes exóticos o mansiones a la Hollywood. Claro que no me disgustaría tener todo eso, pero no son mi meta. Viajamos si, cada vez que podemos y que el bolsillo lo permite; nuestras cuentas bancarias por lo menos no están en cifras rojas, pero tampoco son espectaculares y en cuanto a casas, como les conté anteriormente, compramos un departamente, bonito, cómodo, en un buen lugar pero nada estrafalario.

Si bien el dinero y las cosas materiales ayudan a tener una mejor vida, no son la base de la felicidad. Creo que una persona es más feliz cuando cumple sus sueños, sean cuáles sean estos (siempre y cuando sean posibles; viajar al espacio y ser el primer hombre en pisar Venus o fumarse un cigarrillo en la cima del Everest; son bastante más complicadas de cumplir).
De todas las definiciones de sueños me quedo con: anhelar persistentemente una cosa. Es la que más me gusta y la que más se ajusta a mis definiciones personales.

Siempre habrá algún camino para lograr la felicidad. Ser feliz es una actitud de vida y para todos los que aún no sientan que la tienen, ánimos que casi no hay sueños imposibles!

Feliz día! Beso



16 de septiembre de 2013

Para sentir dolor físico?

Mi hijo va 2 semanas y media en clases y  fue dos veces a la enfermería. Ya dos veces se cae y se golpea la boca. La primera se partió el labio, el día de hoy en cambio se raspó toda la cara. Tienen unos cuadernos de correspondencia en el colegio con cupones que se desprenden cada vez que llegan atrasados, que faltan, que van a la enfermería, que cambian de bus de recorrido, etc.. Estoy viendo que para fin de mes me va a tocar comprar unas páginas extras de cupones de enfermería. Lo bueno es que es niño, y ellos cicatrizan rápido y bien. También parecería que tienen mayor tolerancia al dolor. No sé como hubiera estado yo en su lugar con toda la cara machacada.

Aunque la tolerancia al dolor, o más bien dicho la sensibilidad al dolor parece que es algo que viene alterado de familia. Me ha pasado muchas veces de estar cortando algún vegetal y cortarme, pero no darme cuenta hasta ver la sangre en la mesa; o en la facultad de medicina, prestaba mis antebrazos para que mis compañeros aprendieran a sacar sangre. En mi segundo parto, entré a la sala de partos conversando, riendo con mi esposo, con el ginecólogo y las enfermeras, y la verdad es que no sentí nada de dolor y más bien entre pujo y pujo (creo que fueron 3 en total) conversaba con todos. Por si acaso no soy masoquista y esto queda demostrado en posts anteriores, en dónde les comentada de los dolores producidos por masajes, jaja.

He visto numerosos programas o documentales en los que hablan de la fuerza o tolerancia al dolor que puede tener una madre ante una situación extrema. Pues bien, me pasó.. no fue muy extrema, pero bastante angustiante. Mi hijo pequeño se metió bajo mi cama y se quedó con la cabeza atrapada. Empezó a llorar y gritar.. Obviamente traté de poner su cabecita de lado y sacarlo como había entrado, pero era tal su ansiedad, que no había como moverlo. Así que me armé de valor, levanté la cama con un brazo y con la otra mano con la ayuda de mi hijo mayor, lo arrastramos de los pies hasta que salió. Vaya experiencia! Claro que no se iguala a madres levantando vehículos o caballos, pero algo es algo. En todo caso me siento orgullosa de que mis brazos de spaguetti hayan logrado semejante hazaña.

Ayer en la noche veía un programa de Nat Geo en dónde daban las claves para vivir más. Una de esas era tener una mayor fuerza de agarre, que según estudios aumentan la longevidad de una persona. Vi a un hombre, de sobrenombre Napalm (ya se imaginarán como era) que rasgaba con las manos guías telefónicas como si fuera una hoja de papel bond. Hablando de dolor y fuerza, justo este reportaje me cayó de pelos. Ahora sé que es la fuerza de agarre y que hay que mejorar para vivir más y mejor. Les paso el dato a lo que no vieron el programa para que lo pongan en práctica: usar hilo dental (para limpieza bucal y no especialmente ropa interior de ese estilo: no es que evitando que se vean las costuras del interior a través del pantalón van a vivir más.. o quién sabe), tomar un vaso de vino diario, ir al trabajo en bicicleta, tomar un café diario, comer muchas verduras amargas, hacer ejercicio dentro y fuera del dormitorio, no exponerse al sol, no fumar y una de las que me sonaron también cómicas: poner una cajón de cartón sobre su escritorio y colocar la computadora encima, de esa forma se trabaja parado, no sentado. Y la mejor de estas: colocar con pernos la computadora sobre una caminadora e instalarla en su cubículo de trabajo, de esta forma hace ejercicio mientras trabaja. No sé si a su jefe le gusta la idea de tener que ampliar la oficina para que entren caminadoras y desodorantes ambientales a demanda.

En fin, de todas formas, algunos consejos son válidos y de seguro no tan difíciles de aplicar. Buena semana a todos! 
Besos

11 de septiembre de 2013

Para entrar a clases?

La semana pasada mi hijo mayor entró a la escuela. La verdad es que pensé que sería más fácil, pero los primeros tres días lloró y me suplicaba que no lo llevara y cuando llegábamos: sácame de aquí, no me dejes! Bueno, como se imaginarán, yo me sentía la peor madre y bruja del mundo al dejarlo ahí sufriendo. Pero en los días siguientes, hizo amigos y esta semana, cuando lo llevé a la escuela, me arrastró del brazo, llegamos frente a su aula, me sueltó y entró corriendo sin mirar atrás. Chao Matías!!! Ah si, ya chao mamá! y me cerró la puerta.

Por un lado estoy feliz de que se sienta bien, que le guste el lugar, las profesoras, los compañeros. Estoy contenta de que empiece esta nueva etapa de su vida, va a aprender muchas cosas nuevas, mejorar otras, conocer más gente, socializar con niños de su edad y más grandes, etc.. pero también siento un "dolor" en el corazón. Mi pequeño crece tan rápido, siento que ya no es mi bebé (bebote de hecho, es bien alto), sino que ya es un niñito, cada día más autosuficiente e independiente. Es duro verlos crecer, pero me llena de orgullo verlo cada día más grande. Y de seguro con el paso de los años, cada vez será más emocionante para él volver a clases.

Y es que me acuerdo, cuando estaba en el colegio, esperaba con ansías que llegara el verano para salir a vacaciones, pero esperaba con la misma ansiedad que llegara el primer lunes de septiembre y encontrarme con mis amigas y contarles de mis vacaciones. Compartíamos los lugares visitados, comidas nuevas probadas, ricas y feas (caracoles/escargots de mi abuela o conejo en casa de mi bisabuela que terminaban en el fondo del jardín para deleite de las hormigas), amigos nuevos, cambios hormonales y físicos ocurridos en esos meses, y hasta idealizaba al vecino de la casa de al lado que me había gustado. Lo volvía a ver años más tarde y solo pensaba: Será el mismo? Ese me gustaba? Que diablos le vi? No puede ser!! Nos reíamos y conversábamos por días enteros de todo lo que había hecho cada una durante el verano.

De las cosas que más me gustaban de volver a clases, era estar pendiente de quiénes serían los nuevos compañeros/as que tendríamos ese año. Empezaba el interrogatorio: Como te llamas? de dónde eres? cuando es tu cumpleaños? hasta cuando te vas a quedar? y luego la pregunta de rigor: quieres ser mi amigo/a? La respuesta de esta última pregunta siempre era sí! Que fácil era hacer amigos! Y es que las amistades del colegio son las más duraderas y valiosas que tenemos. Tengo muchos amigos de la Universidad y de la vida, pero los más cercanos son los del colegio, con quiénes comparto mi vida, penas, ilusiones, triunfos y alegrías. Espero que mis pequeños tengan la suerte de conocer gente buena y sincera como he tenido yo.

Feliz regreso a clases para hijos y padres. Una linda semana para todos..
Beso!

2 de septiembre de 2013

Para usar zapatos nuevos?

Y hasta que llegó el gran día para el cuál me había preparado y preparado a mi hijo: el matrimonio de mi amiga. Le estuve "entrenando" a mi pequeño para que lleve los aros durante la ceremonia religiosa. Ya tenía listo: "delante de quién vas a caminar? A quién le vas a dar la mano? Vas a caminar rápido o lento? A quién le vas a dar los anillos?" Lo bueno es que todo salió a la perfección, estuvo serio, entrego los aros a tiempo, todo 10/10. La boda, recepción y fiesta también perfectas, contrariamente a lo que suele suceder, no falló nada. Recuerdo que en mi boda, tal era la fiesta que ni vi cuando alguien cortó el pastel y menos aún cuando los invitados se lo comieron...semanas más tarde alguien me comentó: "que rico el pastel de tu boda, quién lo hizo?" Pastel?? Que pastel? Jajaja. Por suerte en el mío tampoco hubieron errores o fallas, pero como le decía a mi amiga, así no falle nada, o falle algo o falle todo, lo lindo de ese día, la emoción y el cariño que te rodea son únicos y creo que muy pocas cosas pueden dañar ese momento. Lo que si falló en esta boda fue mi atuendo. Primero que nada, el día previo fue a un nuevo peluquero que me recomendaron. Llegué a su casa el día pre-boda y me encuentro con su esposa (él no tiene una peluquería convencional, sino que atiende en su propia casa) y veo su peinado: la mitad de la cabeza rapada, y la otra mitad con mechones largos y cortos de todos los tamaños. Me pegué un susto tremendo y quería decirle: me acabo de acordar que debo estar en algún lugar en este mismo segundo! Pero ya era muy tarde. Solo alcancé a decirle: por favor nada muy radical, tengo un matrimonio mañana, soy la madrina y quedaré en esas fotos por la eternidad. Me cortó como él quiso y menos mal salí contenta con el resultado. A la mañana siguiente tenía mil cosas que hacer antes de salir para la Iglesia, así que me fui a la peluquería a que me dieran una mano de gato a las 7 de la mañana. La chica me peinó de una forma que no me gustó para nada, parecía un peinado a la David Bowie en su época de glam rock...nada que ver con lo que quería/necesitaba. Me tocó llegar a la casa corriendo, lavarme de nuevo la cabeza, y peinarme sola como debí hacerlo desde el inicio. Al fin, logré peinarme y salimos con las justas, maquillaje en el camino, preparación de biberones de leche y demás, todo a tiempo. Lo malo es que me puse unos zapatos, primero muy altos, me dolían las articulaciones y encima nuevos: AMPOLLAS! Las mujeres que leen esto saben de que estoy hablando. Ni bien salimos de la Iglesia, ya me dolían los pies en todos los lugares dónde pueden doler y en lugares dónde ni sabía que existían terminales nerviosas. En conclusión: ni bien nos sentamos a comer, quería sacarme los zapatos, lanzarlos en la primera zanja que encuentre y andar descalza.. Pero desgraciadamente, eso solo se puede hacer ya entrada la noche y con todos los invitados ya con muchas copas encima..adiós glamour, jaja. Una amiga me prestó sus zapatos "de baile"... unos bajitos sin taco, que resultaron ser mi salvación. Pudimos festejar, bailar y brindar con los novios hasta la noche, ya sin más inconvenientes. Así que tuvimos un lindo sábado, lleno de emociones, lindas de ver una amiga cumplir su sueño y malas de tener que lidiar con zapatos nuevos imponibles (a quién no le ha pasado?). Mañana los recién casados se van de luna de miel y no sé como pedirles que me lleven! Prometo que ni notaran que estoy por ahí! Jajaja. Necesito vacaciones! Y estoy pensando en un spa para pies para comenzar. Un fuerte abrazo para los novios y a disfrutar. Besos